El partido acaba de terminar y allí, en el medio de la lluvia que riega el Estadio Estadio Puerto Elizabeth, hay un puñado de jugadores que celebran sin parar de cara a su gente. Uruguay acaba de clasificarse por primera vez en 40 años para los cuartos de final de una Copa Mundial de la FIFA, luego de vencer a la durísima República Corea por 2-1. Todas las miradas, por supuesto, apunta a Luis Suárez, al autor de los dos goles.
Hay un dato sobre el artillero que pasa desapercibo pero no es menor: si se tienen en cuenta las eliminatorias para Sudáfrica 2010 y la fase final misma, en los siete encuentros en que Suárez anotó, Uruguay no perdió nunca, cosechando cinco victorias y dos empates. Es más, siempre marcó el primer tanto de la Celeste en esos partidos...
Los números no mienten: le hizo uno a Bolivia por la 1ª jornada del clasificatorio en Montevideo y Uruguay ganó 5-0; en la 3ª, también abrió el marcador ante Chile en casa, y al final ese juego terminó 2-2; recién volvió a anotar en la 14ª en Venezuela, el empate parcial 1-1 que, a la larga, sería 2-2; su cuarto gol llegó en la 16ª frente a Colombia, otra vez en el Centenario, abriendo el camino para la victoria charrúa por 3-1; el último de las eliminatorias fue quizás el más importante, ya que empató el encuentro de la 17ª con Ecuador en Quito que luego la Celeste ganaría por 2-1.
En Sudáfrica, México y ahora República de Corea pueden dar fe de efecto positivo de sus goles. “Siendo delantero, uno siempre quiere convertir y en estas circunstancias se dio para ayudar al equipo que era lo más importante. Aquí lo que vale es la clasificación a cuartos de final”, dice el 9 en exclusiva a FIFA.com minutos después del éxito ante los asiáticos en Puerto Elizabeth.
Objetivos a la vista
De saco y con el nudo de la corbata floja, Suárez no puede esconder su cansancio más allá del conformismo. La culpa de ello la tienen los coreanos, quienes supusieron un rival tan duro como se esperaba. “Sabíamos que no iba a ser fácil. La ventaja temprano nos tranquilizó pero, en el segundo tiempo, por cuidarla nos metimos atrás y Corea terminó encimándonos demasiado. Sufrimos, pero creo que después del 1-1 entendimos que teníamos que volver a ser los del comienzo y por suerte pudimos ganarlo”.
De saco y con el nudo de la corbata floja, Suárez no puede esconder su cansancio más allá del conformismo. La culpa de ello la tienen los coreanos, quienes supusieron un rival tan duro como se esperaba. “Sabíamos que no iba a ser fácil. La ventaja temprano nos tranquilizó pero, en el segundo tiempo, por cuidarla nos metimos atrás y Corea terminó encimándonos demasiado. Sufrimos, pero creo que después del 1-1 entendimos que teníamos que volver a ser los del comienzo y por suerte pudimos ganarlo”.
Más allá del toque con el que convirtió el primer gol, la joya del día fue el segundo, un derechazo desde la izquierda que se coló en el ángulo superior izquierdo del arco coreano. “Salió lindo, ¿no?”, dice con una sonrisa. “Cuando enganché no quedaba otra que patear al arco… No quería que entrara ahí, pero el año pasado hice uno parecido en el Ajax. ¡Eso para que no digan que fue casualidad!”, se defiende con humor.
Un sinfín de periodistas lo esperan en la zona mixta y sólo hay tiempo para una pregunta más: ¿Cuál es la meta a partir de ahora? “Cumplimos con las dos primeras y estamos contentos, claro, pero Uruguay debe ir partido a partido. Los 32 que comenzaron el Mundial llegaron a Sudáfrica con el deseo de jugar la final, pero primero quedaron 16 y nosotros ya estamos entre los mejores 8. Por lo tanto, ahora nuestro objetivo ahora es salir campeón”. Si Suárez sigue anotando goles, la Celeste estará muy cerca...
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